Los robots del amanecer, de Isaac Asimov
Publicado por irene en
Los robots del amanecer, de Isaac Asimov
Me resulta muy curioso pensar que, siendo Isaac Asimov uno de mis escritores favoritos, nunca antes haya hecho una reseña en mi blog de alguno de sus libros. Ha llegado el momento de hacerlo.

Y es que hace unos días terminé de leer Los robots del amanecer, y he disfrutado mucho de esta lectura. Este libro forma parte de la Serie de los robots, una saga de novelas que tienen como protagonista al detective Elijah Baley y en las que siempre hay algún complicado misterio que resolver. El orden de la saga es Bóvedas de acero, El sol desnudo, ambos los leí hace años, Los robots del amanecer y Robots e Imperio, esta última novela no la he leído todavía. Por si hubiera alguna duda son novelas de ciencia ficción, ambientadas en un lejano futuro de la humanidad, y en las que cobran especial protagonismo los robots y las Tres Leyes, y sirven de enlace con el concepto de psicohistoria que el autor desarrollará en detalle en su obra La Fundación.
En Los robots del amanecer, el detective Elijah Baley se ve obligado a viajar desde la Tierra hasta el planeta Aurora, ya que requieren de su amplia experiencia y su agudo ingenio para resolver un roboticidio, es decir, la desconexión premeditada de un robot. Hay mundos en los que el hecho de que un robot deje de funcionar no supondría un problema, ya que son máquinas como cualquier otra. Sin embargo, en Aurora los humanos conviven con los robots con total normalidad, teniendo relación con ellos de una forma casi más natural que con otros humanos. Hay roboticistas que los estudian, diseñan y programan, y que han llegado a crear a los robots humaniformes, los cuales, a simple vista, no se distinguen de los humanos. Jander era uno de ellos, y ha sido desactivado. El doctor Han Fastolfe, el mejor roboticista conocido, es la única persona capaz de hacer algo así, puesto que desactivar a un robot no está al alcance de cualquiera, sin embargo él niega haberlo hecho. Ante esta tesitura es el propio Fastolfe quien busca la ayuda de Baley para que descubra al verdadero culpable.
Esta es una novela, en mi opinión, lenta, ya que se dicen y se repiten los conceptos y las conversaciones. Las indagaciones que va haciendo Baley con los personajes, los interrogatorios y sus hipótesis avanzan, retroceden y cambian conforme transcurre el libro y va descubriendo los sucesos e intereses de los posibles sospechosos. Toda la trama transcurre en tres días. Aun así me ha resultado fácil de seguir y, como en toda buena novela de misterio, me ha hecho dudar de los personajes, ya que todos tienen un motivo y una oportunidad para este «crimen».
Las relaciones sociales es otro de los aspectos a destacar. Los auroranos son por lo general fríos, sistemáticos, independientes, y pueden vivir cientos de años. A las parejas únicamente se les autoriza a contraer matrimonio si tienen intención de procrear, los vínculos paternofiliales se entenderían incestuosos para alguien externo a esa cultura y los robots humaniformes sirven a los humanos, también, si se desea, de forma carnal. El contraste entre ellos y Baley es grande, un terrícola al que todos le recuerdan su origen con desprecio. El detective, que durante su viaje a Aurora ha tenido que pasar por un proceso de desinfección, deberá acostumbrarse a los espacios abiertos, a la naturaleza y al clima, pues en la Tierra, las ciudades se encuentran bajo bóvedas de acero sin contacto con el exterior.
En Aurora, Baley se reencuentra con Gladia, una mujer a la que conoció en el planeta Solaria tiempo atrás durante otro de sus trabajos, historia que se narra en El sol desnudo, y quien tuvo que abandonarlo tras lo ocurrido allí. El contraste social con ella es incluso más drástico, puesto que en Solaria los humanos no tienen contacto físico entre ellos, pero aún así la tensión entre ambos es palpable. Ella será clave en esta nueva investigación, puesto que Jander era su robot personal.
Para proteger a Baley, Fastolfe pone a su disposición a dos robots, Daneel y Giskard, ya que el doctor considera que la investigación para exculparle podría poner en peligro al detective y que sus enemigos aprovecharán cualquier oportunidad para atacarle. Y es que esto va más allá únicamente de conocer al culpable del roboticidio, sino que el futuro de la galaxia está en juego.
Los diálogos con estos robots, su desarrollo, sus explicaciones y conclusiones me han parecido magníficas. La «moral» de los robots, aunque surja mediante programación, su capacidad para evolucionar y tomar decisiones, aunque sea basada en Las Tres Leyes, me parece algo muy bien construido. Y es que, particularmente, las novelas de Asimov no solo me entretienen, sino que me dan que pensar, me hacen imaginar y me inspiran.